¿hacia dónde queremos ir? Esta pregunta que para algunos resulta demasiado pretencioso responder, yo, desde mi punto de vista, creo que aunque difícil, es necesario responderla, no sólo por nosotros, sino también por aquellos que vendrán luego y deberán afrontar las consecuencias de NUESTRAS acciones.
Para poder responder esta pregunta necesitamos conocer cuáles son las opciones posibles; dado que yo sólo conozco dos de ellas voy a limitarme a hacer referencia sólo a ellas, dejando a quien conozca otras opciones más en profundidad la tarea de difundirlas.
Voy a empezar por la opción que todos conocemos: Kirchner. Creo que no hace falta decir que independientemente de cuál sea el primer nombre que acompaña a ese apellido las ideas y consecuencias son las mismas.
Para hacer un repaso corto yo anotaría las siguientes falencias del modelo actual, del presidente actual, que desde mi punto de vista van a continuar. El orden es sólo cuestión relacionada a cómo me fueron surgiendo las ideas:
El presidente critica las privatizaciones pero hace 14 años aproximadamente las aplaudía.
Critica la convertibilidad de Cavallo pero ahora sostiene otra convertibilidad, una que nos redujo el poder adquisitivo en un 200%, sostenida de igual forma que como lo hizo Cavallo entonces, con endeudamiento; Cavallo usó el endeudamiento externo, este gobierno usa el interno, no hay mucha diferencia. Sigue siendo una convertibilidad insostenible.
No realizó las inversiones en energía que hoy nos permitirían no sólo evitar la crisis energética (que si la hay y que este año será peor dado que la oferta no aumentó y la demanda sigue creciendo), sino también crecer de manera sostenible y con menor inflación, ya que energía significa producción, esto es: aumento de oferta, y si aumenta la cantidad de productos su precio disminuye.
El presidente desprestigió una institución de reconocimiento internacional como el INDEC, manipulando de manera grosera sus índices, e incluso poniendo “topes” a los aumentos en la inflación (para quienes no lo saben, el gobierno introdujo en el software que calcula la inflación un tope máximo de 30% para ciertos productos, si el aumento es mayor el software lo considera error y lo transforma automáticamente en cero). Violó además el secreto estadístico, enviando a los “muchachos de Moreno” a “apretar” a aquellos comerciantes que vendían a precios mayores a los “acordados”.
En este gobierno tuvimos el primer desaparecido de la democracia, Julio López.
En este gobierno tuvimos, al igual que en la época menemista, sobreprecios en la obra pública (caso Skanska), valijas con droga (caso Southern Winds), valijas con millones de dólares que entran y salen del país, ministros que pagan sobresueldos (caso de la secretaría de medio ambiente) y muchas prácticas más similares o aún más escandalosas que las de los 90’s.
El gobierno concentró los recursos de las provincias para tener más poder, alentó a millones de jubilados a pasarse al sistema estatal para poder hacerse así de esos fondos y gastar en un año electoral. Sistemáticamente subestima los ingresos presupuestarios para poder adquirir más discrecionalidad en el reparto de los fondos no presupuestados.
También subestima el crecimiento para así disminuir aquellos gastos ligados al crecimiento, como el presupuesto educativo.
Estas y muchas otras cosas más que por cuestiones de espacio no escribo hacen que yo considere que votar a Cristina Kirchner es perder la oportunidad de convertirnos en un país próspero, no una súper potencia como algunos nos quisieron hacer creer, sino un país en el que nuestros hijos estén mejor que nosotros, en el que haya futuro, en el que no haya más pobreza y se reduzca la desigualdad. Votar a Cristina Kirchner es aceptar que las cosas se han estado haciendo bien, y es pedirle continuidad. Quienes realmente saben economía o tienen suficientes años de vida como para haber acumulado experiencia, saben que este rumbo nos lleva al fracaso una vez más.
Ahora quiero escribir sobre quien yo creo representa una oportunidad de desarrollo para el país, una esperanza de un futuro mejor. Sobre esta persona escribo en base a dos fuentes: una, todos hemos visto ya su accionar como ministro de economía, la otra es un “libro” que esta persona escribió explicando en forma detallada sus planes, objetivos y formas de llevarlos a cabo. Las comillas en la palabra libro son adrede, porque yo les pregunto: ¿cuántos candidatos conocieron que tengan un libro, casi 300 páginas, de propuestas, ideas, objetivos?. Desde que yo tengo memoria las propuestas de los candidatos apenas alcanzaban para llenar un afiche, y últimamente ya ni propuestas ponen, sólo se refieren al “cambio”. Invito a todo aquel interesado a que lo lea, creo que no se va a arrepentir. La persona a la que me refiero es Roberto Lavagna, y ahora pasaré a comentar por qué creo que es quien debe ser el próximo presidente de la Argentina.
A continuación voy a enumerar un listado de razones por las que yo creo que Lavagna es una buena opción, sin ser para nada exhaustiva, creo que al menos proporciona algunas ideas importantes:
Fue el primer ministro desde el retorno de la democracia que no pidió superpoderes al Congreso de la Nación, respetando así la base democrática de esta Nación que tantas veces ha sido violada.
Propuso un plan energético al presidente Kirchner que de haberse implementado hubiera evitado los cortes de gas a la industria y al GNC que ocurrieron este año y que van a ocurrir nuevamente en el verano y durante todo el 2008.
No basó los aumentos de la recaudación principalmente en más impuestos sino en eficiencia recaudadora, buscando disminuir la evasión, lo cual genera condiciones más equitativas.
Dio libertad de acción al presidente del Banco Central para realizar política monetaria independiente, lo cual permitió mantener la inflación en valores razonables sin necesidad de acuerdos de precios ni “retoques” a los índices oficiales.
Propone crecer en base a la generación de conocimientos, la investigación y el desarrollo (para lo cual propone invertir fuertemente en el sistema educativo completo), lo cual permitirá crecer en forma sostenida y mejorar los salarios. Esta propuesta de crecimiento es revolucionaria y deja a un lado la vieja estrategia de “crecer” en base a exportaciones de productos primarios sin valor agregado y cuyos precios están altamente ligados a la coyuntura internacional. Además dicho crecimiento estará encabezado por las empresas PyMES del país, las cuales son grandes generadoras de empleo y formadoras de mano de obra calificada.
Es el primer ministro de economía desde la reforma de la Constitución en 1994 que propone un nuevo sistema de coparticipación (presentó el proyecto de ley al congreso pero los kichenristas lo “cajonearon”), lo cual habla a las claras de su intención de repartir los recursos en forma más equitativa con las provincias y no controlarlos todos desde el poder central como lo hace actualmente el presidente.
Realizó una renegociación de deuda de carácter histórico, defendiendo la soberanía del país, y lo más importante: no estatizó un solo peso, como si lo hicieron sistemáticamente ministros anteriores.
Luchó contra los cárteles que formaban precios y se abusaban de los consumidores (caso sementeras).
Restringió el movimiento de capitales especulativos con lo cual fortaleció el sistema financiero y evitó que especuladores extranjeros realizaran actividades improductivas y se llevaran las ganancias al exterior.
Propuso renovar el método de cálculo del Índice de Precios para hacerlo más representativo de la realidad (y no menos, como hace ahora el gobierno).
Tiene sustento político basado en un consenso real, y tiene respeto internacional. Propone fortalecer el MERCOSUR y buscar socios políticos más estables como Chile y España, y no países como Venezuela e Irán que lejos de traernos beneficios nos ponen en la mira de terroristas y antiterroristas.
Quizás una de las cosas más importantes es que ya estuvo dentro del gobierno actual, conoce la situación desde cerca y para él no habrá sorpresas; y además es economista, lo cual implica que conoce la forma en que opera el mercado y reaccionan las personas por lo que cuando proponga medidas de carácter económico sabrá las consecuencias, no como el actual presidente que por tener formación de abogado poco puede saber del funcionamiento del mercado.
Creo que hay muchas cosas más para decir y por eso una vez más los invito a leer el libro de Roberto Lavagna “La Argentina que Merecemos” y así terminar de informarse.
Realmente creo no nos podemos dar el lujo de perder una vez más la oportunidad de ser un país próspero y serio; sino hacemos algo después no tendremos derecho a quejarnos ni a reclamar. Si participamos en estas elecciones en forma responsable, pensando el voto, votando en positivo y no en blanco ni anulando el voto (dado que dicho acto es una forma de lavarse las manos y sacarse responsabilidad en el tema) creo que podemos hacer una diferencia.
Por último una reflexión. No se dejen llevar por los resultados que publican las encuestas, dichos resultados se modifican para manipular la opinión pública. En general cuando se anticipa una derrota aplastante como la que se presagia en estos días, la gente tiende a creer que su voto no vale y por eso decide no votar, votar en blanco, o votar a cualquier partido. El resultado no se define hasta que emitimos nuestro voto, además, en este país ganar una elección en primera vuelta no es tan simple. Se necesita sacar más del 50% de los votos, o bien, si se obtiene menos de ese porcentaje se debe al menos estar a una distancia mayor a 20 puntos del segundo. Si tenemos en cuenta que el año pasado en las elecciones legislativas el partido del presidente obtuvo sólo el 35% de los votos, sus candidatos perdieron en Capital Federal, Misiones, Santa Fe y Tierra del Fuego, creo que es difícil creer que la candidata Cristina Kirchner obtenga el 15% de los votos, más aún si tenemos en cuenta la cantidad de hechos de corrupción COMPROBADOS que han ocurrido en estos meses y la inflación agobiante que deteriora cada vez más los ingresos de la gente.
Espero que el 28 de Octubre actuemos en forma responsable para el día de mañana mirar a nuestros hijos a los ojos sin avergonzarnos del país que les dejamos.
Agradezco su tiempo y espero al menos haberles dado un poco más de información.
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